Digámoslo
claro, RTVV ha contribuido a mantener a los valencianos alejados de la
verdad, y ha sido una herramienta de propaganda formidable para que el
PP se perpetuara en el poder todos estos años, ocultando o maquillando
su corrupción, y ensalzando la figura de sus líderes y sus supuestos
logros.
¿Cómo
deberíamos reaccionar los que durante años hemos sido conscientes de
esta traición a la verdad y a la labor periodística ante este brote de
rebeldía de sus trabajadores? ¿Debemos cabrearnos porque sólo han sabido
reaccionar cuando ya lo dan todo por perdido? ¿Porque sólo han empezado
a hacer periodismo cuando la mano que les sometía ya no les va a dar de
comer?
Por otro lado, ¿en qué medida podemos condenarles por no haberse rebelado antes?
George
Orwell decía que “en época de mentiras, contar la verdad es un acto
revolucionario”, ¿alguien lo duda? ¿Cuántos periodistas perdieron su
puesto de trabajo desde que llegó el PP? ¿Se arriesgaban sólo a perder
ese puesto, o a encontrarse sin trabajo por tiempo indefinido? ¿Acaso no
se vio Cristina Fallaras, periodista, “En la puta calle”, literalmente,
perdiendo no solo su trabajo sino su casa?
¿No es el periodismo una de las profesiones con más tasa de paro?
¿Podemos
juzgar y condenar a aquellos que día a día se han tenido que tragar su
orgullo y su dignidad como periodistas mientras les obligaban a poner
una venda en los ojos a los valencianos?
Precisamente,
un famoso periodista, Upton Sinclair, dijo una vez: “es difícil hacer
que un hombre entienda algo cuando su salario depende de que no lo
entienda.”
A
los que sí debemos condenar es a aquellos que lo han hecho a gusto,
actuando de verdaderos mamporreros del PP, mientras jodían a sus
compañeros. A esos que nadaban como pez en el agua haciéndoles el
trabajo sucio para medrar. A esos sí, sin duda, y a sus amos del Partido
Popular.
Pero,
aquí, aparte de los puestos de trabajo, nos estamos jugando otra cosa,
aún más importante si cabe, porque nos afecta a todas las personas que
vivimos en el País Valenciano. Está en juego la existencia de un ente
público, un medio de todos, creado y sostenido con el dinero de todos,
que sí, ha estado manipulado, y sí, ha realizado una labor deplorable,
pero la alternativa ahora es que termine en manos privadas, que no serán
otras que manos amigas, o las mismas manos, que la han expoliado y
destruido. Haciendo imposible, ya, que esa cadena pueda nunca servir a
otros intereses que los suyos.
Uno
de los grandes problemas que tiene el pensamiento progresista de este
país es que su voz apenas llega a la población, es censurado o sepultado
bajo una maraña de pseudoinformación, y eso es porque los medios, en su
mayoría, están al servicio de intereses privados. La única salida que
tenemos es que haya medios que no dependan de capital privado, ni del
político de turno, y esa salida tiene 2 vías: los medios libres y
autogestionados (sin duda un gran avance en los últimos años; pero,
aunque van creciendo, siguen siendo de corto alcance) y los medios
públicos libres de injerencias mafiosas de partidos, algo difícil de
conseguir, pero no imposible (hasta cierto grado).
Como
yo lo veo, tenemos dos opciones: rendirnos ya, y regalar RTVV al sector
privado, o luchar por un medio público de calidad que responda a las
necesidades culturales y periodísticas de la población valenciana.
Si, si, de acuerdo contigo, lo has dicho muy bien, pero es que mira, se revelan tarde estos, eh?
ResponderEliminarVale, en fin, habrá que luchar por programs como Trau la llengua, Gormandía...